Una terapia de rehabilitación de este tipo tiene como objetivo restaurar funciones cognitivas deterioradas, compensarlas o mejorar los déficits a partir del aprendizaje de otras habilidades.
Las funciones deterioradas pueden ser pensar, razonar, resolver problemas la memoria, la capacidad de concentración o de organización o hablar con fluidez.
El deterioro cognitivo puede deberse a diferentes causas –algunas de ellas de origen psicológico o neurológico- o por el deterioro natural producto de la edad. El tratamiento permite recuperar o de alguna manera compensar el deterioro producido y mejorar la calidad de vida del paciente. En adultos mayores se puede prevenir y retrasar este deterioro a partir de la actividad física y mental, el fomento de las relaciones sociales y hábitos alimentarios saludables, favoreciendo la neuroplasticidad.
Hay que tener en cuenta que cuando hay un deterioro cognitivo leve pueden aparecer síntomas tales como:
No saber ubicarse en el día, mes o año.
Reiteración de preguntas.
Dificultad progresiva para encontrar las palabras que se quieren expresar.
Desorientación en un lugar conocido o algo conocido.
Dificultad para nuevos aprendizajes.
Abandono de tareas cotidianas como ir a comprar, cocinar, limpiar.
Desinterés por actividades por las que se sentía gusto.
Ante la aparición de estos síntomas es importante consultar con un profesional para la evaluación correspondiente.